Cuando no llegan las palabras

Se supone que una cata de tabaco necesita y utiliza un vocabulario específico y explicativo de manera que el lector nos entienda y pueda revivir en su imaginación parte de la experiencia de quien la haya realizado.

Es evidente que mezcla similares, pongamos por caso  las inglesas con Latakia, acabarán utilizando descripciones comunes: el ahumado del Latakia, el dulzor de los Virginias, etc. Si acaso las diferencias se establecerán en cuanto a la intensidad y persistencia de unas u otras sensaciones que servirán para situar la mezcla en cuestión en la escala subjetiva que irá desde el “me gusta mucho” hasta el “no me gusta nada” de quien la esté fumando.

Antes de llegar a las sensaciones que fumar el tabaco provoca, el catador pasa por un par de fases previas. La descriptiva: que si la lata tiene tal o cual forma, que si está o no bien sellada, que si el color del tabaco es uno u otro, o si la humedad es alta o baja… Esta es la parte fácil de la cata, se trata simplemente de describir lo que uno ve y palpa.

Algo más compleja es la segunda fase, la olfativa. Los aromas que salen de la lata al abrirla son el preludio inevitable de la fumada, y aquí de nuevo acudimos al vocabulario que nos hemos otorgado y todos los fumadores entendemos: el picor del Perique, el especiado de los Orientales y el terroso del Burley, por poner unos ejemplos. Esta es una parte relativamente sencilla de la cata a poco que uno haya entrenado su sentido del olfato.

En este punto de la redacción no os he contado nada que no supierais antes de leerla, entonces ¿A qué viene este artículo? ¿Qué os estoy planteando?

Pues ahí va ¿Qué ocurre cuando, con la pipa encendida, no somos capaces de diferenciar los soberbios matices que tenemos en boca? ¿Cómo decir que no podemos ni describirlos ni contarlos? ¿Qué  ocurre cuando el placer de la fumada inhibe nuestra capacidad narrativa? ¿Cómo contar a quien nos lee que estamos fumando un tabaco que ha envejecido gloriosamente y que no acuden las palabras para describirlo, que sólo se nos ocurre decir “me gusta muchísimo”?

Aterricemos los interrogantes anteriores, estoy fumando una lata de Oriental de Robert McConnell que ha envejecido en bodega desde mediados del año 2015. Esta mezcla entra de lleno en la descripción de “Inglesa con Latakia” de fuerza media-alta y en la que destacan, cada uno por su cuenta y alternándose a lo largo de la fumada,  los sabores especiados de sus diferentes Orientales, el ahumado del Latakia, los matices del Cavendish y el dulzor de los Virginias.

El contenido de esta lata añeja es distinto al de sus homólogas del estanco, al abrirla nos regala aromas ácidos y dulces a la vez, a masa de pan negro fermentada, a avellanas tostadas, picante en nariz sin agredirla. Buena humedad. Colores firmes desde el dorado pajizo hasta el casi negro.

Carga y enciende fácilmente, es intenso y potente en paladar y dulce, y especiado, todo a la vez. No agrede, no quema, no pica, es suave y cremoso.

Tabaco muy equilibrado. Sé que lleva Latakia y Orientales pero no los detecto individualmente. Ningún aroma, ningún sabor destaca sobre los otros. Es suavemente dulce, dulcemente ahumado, amablemente picante. Me gusta muchísimo.

Paso el tabaco a una jarra hermética y en ese proceso de manipulación el Oriental 2015 me ofrece un nuevo regalo: un intenso y delicioso aroma a Calvados, o quizás sea Brandy añejo con especias.

Parece que finalmente si he podido dar con las palabras necesarias para contaros esta agradable experiencia. Sólo puedo concluir diciendo que este tabaco es una joya.

5 comentarios sobre “Cuando no llegan las palabras

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  1. Experiencias a vivir!!! Mágicas palabras Antón. A ver el día que le hecho el diente a ésta mezcla. Hasta entonces, me quedo con tú no-cata

    1. Saludos Maxi. No dudes en hacerte con esta mezcla y si tienes la suerte de encontrar una lata añejada disfrutarás enormemente.

  2. Muy interesante las dos partes. La más teórica, sobre las dificultades de describir la cata, y la cata propiamente dicha.
    Muchas gracias.

    1. Gracias Fernando, es lo que ocurre cuando escribimos mientras fumamos el tabaco que intentamos describir. En cualquier caso uno de los mejores tabacos fumados en los últimos meses. Salud y buenos humos.

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