Uno de los placeres de este nuestro mundillo de pipas y tabaco es el de compartir con amigos las labores que apreciamos. En esta ocasión he sido el afortunado receptor de una lata de Erinmore Flake envasada en 2009 obsequio de un estimado compañero del foro El Rincón de la Pipa en un breve encuentro que tuvo lugar hace unas semanas aquí en Mallorca.
No recuerdo la última vez que fumé Erinmore pero puedo afirmar que fue hace ya muchos años. En mi memoria quedó como un tabaco prescindible aunque al tratarse de una labor con casi catorce años de guarda sentía mucha curiosidad por fumarlo de nuevo.
Erinmore Flake es un aromático, mezcla de Virginias, Burley y «sweet dark air-cured tobaccos» no especificados a los que se añade aromas cítricos, florales y de frutas, y eso me recuerda la razón de haberlo etiquetado como prescindible: no me gustan los tabacos aromáticos.
La lata está impecable, sin roces ni óxido, bien sellada. Al abrirla descubro esos característicos pequeños flakes de color castaño oscuro con inclusiones claras, algunas doradas. El aroma es fantástico, a regaliz y café, a pan de higos, avellanas tostadas y dulzor de almíbar. La humedad es escasa pero los flakes son elásticos y pueden ser cargados sin problemas.
Para la primera pipa desmenuzo ligeramente el tabaco para conseguir hebras largas que cargan y encienden fácilmente ofreciendo un humo generoso y abundante. En boca es dulce y cremoso, en absoluto agresivo, al contrario, es suave y amable, alejado de las descripciones leídas en catas que advierten de su elevada fuerza y alta carga de nicotina. La fumada es tranquila, apacible y muy placentera.
En la segunda pipa cargo las tiras enteras enrolladas sobre si mismas y ligeramente retorcidas para aflojar las hebras. De nuevo enciende fácil y ofrece, como en la primera pipa, humo en generosas proporciones. En boca los sabores parecen ser más potentes que en la anterior fumada: higos y frutos secos, ligeramente terroso, dulce. Ni rastro de los aromas añadidos a la mezcla, sólo percibo tabaco, muy buen tabaco.
De nuevo debo rendirme a la evidencia: el embodegado afina las mezclas, elimina aristas, disminuye el efecto de los añadidos y matiza los sabores. En este caso, gracias a la magia de la cuidadosa guarda y la generosidad de mis compañeros piperos, estoy frente a un delicioso combinado de Virginias y Burley que disfrutaré enormemente en los días por venir.